viernes, 16 de enero de 2009

Un Templo Para La Tristeza y Un Altar Para El Dolor.


Girando en una vertiginosa orilla, en un mar de cólera, un resentimiento profundo rosa una esquina de mí ser al sentir el vacio que dejo la inocencia perdida en un pasado de risas y alegría, y aun no se o no recuerdo porque conservo fotos tuyas, llevo tanto tiempo mirando estas fotos que ya es hasta enfermizo.

Los recuerdos de tu mirada, cálida y tranquila, que desnudaba mi alma y esa maldita sensación cuando mi corazón corría para intentar alcanzarte y estar cerca de ti, sensación efímera de un amor puro y sin malicia.

Pero al pasar las fotos frente a mi, también recordé que las ultimas gotas de pureza e inocencia fueran arrancadas de mi alma con unas pocas palabras que salieron de tus labios una tarde lluviosa, desesperado y gris, rio bajo la lluvia y camino a casa buscando las sombras para perderme en ellas.

Sin moverme, sin ver nada, enfermo y sin vida, ahogado en la desesperación quedo como un recipiente vacio sellado a presión. Escucho sonidos, voces, voces que no están desde hace ya largo tiempo; voces de una noche fría de octubre.

Bajo la luna opiácea y amarilla, esta una sombra y lo único que le queda es dolor, el dolor y el sueño causado por la agitación y tristeza, camino alejándome lentamente con las manos en los bolsillos y aun mas lentamente me voy volviendo gris.

Me hecho a reír al recordar lo ultimo que te dije, mas no recuerdo porque, ¡ironía! existe mas de una manera de purificar el alma y le pregunto a dios ¿Cómo pudiste crear algo tan hermoso y con mirada tan inocente y el corazón de un demonio? No recibo respuesta.

Empecé a maldecir todo desde tu partida, si al menos hubiera pensado en las palabras adecuadas quizá podría haber retenido tu corazón, nunca en el mundo deseare con tanta fuerza que olvidar para siempre esta promesa, malditas pesadillas recurrentes…

…nunca dije que me quedaría para ver el final.

"13/10/03"

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